jueves, 12 de mayo de 2011

SÍ EXISTE.


Para un profesional la objetividad es un compromiso con la verdad y honestidad, que a la vez es también aproximarse lo más posible a la realidad haciendo a un  lado nuestros intereses y preferencias.
La objetividad existe. Existe como la verdad, aunque otros digan lo contrario. Así como la capacidad de explicar el mundo tal y como es, sin depender de nuestras convicciones personales. La objetividad es simplemente eso, interpretar y narrar el mundo alejados de nuestros pensamientos que podamos añadir sobre él. Si mi respuesta ante una pregunta en la cual me dijeran ¿existe la objetividad? y contestaría que no, jamás estuviera cursando la carrera de ciencias de la comunicación. Si estoy siguiendo esta carrera es porque en ella encuentro un momento extraordinario a la hora de redactar, llena de una gran conmoción intelectual que es cuando en la descripción de un hecho que afecta al “yo del periodista” y de un hecho que le perturba, el periodista debe admitir que sus opiniones deben de estar  muy por debajo de los hechos. Y ese es un momento de lucha y de sacrificio, pero también ilusionante e incomparable, en la cual es fundamental distinguir entre lo que es y lo que no es verdadero.
Muchas veces decimos que no existe la objetividad, pero no es cierto. Lo que pasa es que la realidad se distorsiona, o se cambia en mayor o menor medida cuando el hombre la interpreta. Como decía Ortega: “la realidad del objeto puede ser comparada a la visión de una montaña”. Por ejemplo, cuando vemos una montaña sólo observamos una parte de ella, pero para verla completa a ésta, es necesario verla de distintos ángulos. Es por ello que tenemos que tener una visión más completa de nuestras opiniones para ser lo más objetivo que podamos. Por lo tanto, podemos concluir que la objetividad es el conjunto de opiniones y visiones posibles.
A propósito, cuando hablamos sobre objetividad también influye mucho los valores como la honestidad, lealtad, justicia pero también incluye el valor de la valentía o el coraje. Al valor que tenemos que tener respecto a las personas cercanas a nosotros. En el ámbito de las comunicaciones, a veces somos extremadamente valerosos y a la vez muy arrogantes con personas que viven a miles pero a miles de kilómetros de nosotros. Y, en cambio, somos sumisos y casi cucarachas con los todopoderosos que están a cien metros, sea al otro lado de nuestra oficina o sea en el otro lado del mundo.
Seamos valientes con los que dicen ser fuertes y omnipotentes, hay que saber plantarle cara cuando sea necesario. Y aún más difícil, seamos valientes con los verdugos o los malos de la película, pero hay que serlo también con las victimas. Porque la condición de victima no acarrea, por desgracia, la condición de la razón y de lo correcto. Porque muchas veces las victimas no tienen razón en lo que dicen, y también hay que decirlo. Y sobre todo hay que tener en claro nuestros derechos y luchar por nuestros ideales y por lo que nosotros queremos conseguir porque el periodismo necesita personas honestas, no falsas.

“Nunca dejemos que la verdad te despoje de una buena historia”